lunes, 13 de octubre de 2014

*inspiración* Dolores del Río

Dolores del Río fue una actriz cinematográfica, teatral y televisiva mexicana. Estrella de Hollywood durante las décadas de 1920 y de 1930 y una de las figuras femeninas más importantes de la Época de Oro del cine mexicano, fue considerada una de las mujeres mas bellas del cine de su tiempo, figura mítica del espectáculo en Latinoamérica y representación, por excelencia, del rostro femenino de México en el mundo entero. 

Considerada uno de los prototipos clásicos de la belleza femenina en los años treinta, sus deslumbrantes facciones indígenas bien delineadas, su figura frágil y armoniosa, así como su temperamento y fuerza de voluntad, la convirtieron en objeto de veneración, aún más allá de la muerte. Esbelta y delicada, algunos rumores decían que su dieta consistía de pétalos de orquídeas y que dormía 16 horas al día. La modista Elsa Schiaparelli dijo una vez: "¡He visto a muchas mujeres bellas entrar aquí, pero ninguna tan completa como Dolores del Río!". Fue la precursora de un nuevo tipo de belleza, felino y salvaje, que consolidaría la también actriz Joan Crawford.

Durante los años 1920 y 1930 en Hollywood, Dolores del Río llegó a ser considerada una de las mujeres más bellas de su tiempo, una especie de versión femenina de Rodolfo Valentino, el latín lover del cine mudo. Dolores elevó el potencial de las latinas en el cine de Hollywood. Fue, en Estados Unidos, la "mujer latina" por excelencia, un arquetipo de pasión y fuego alimentado por la fantasía anglosajona. Más allá del atractivo explosivo asociado a otras estrellas foráneas de su época, Dolores fue descrita como sofisticada, aristocrática, elegante, glamourosa, "una dama".

Su desahogada situación familiar le permitió recibir una esmerada educación en diversos países europeos, que quedaría reflejada en aquella proverbial prestancia, aquella delicadeza y elegancia de las que haría gala a lo largo de su dilatada carrera. Acostumbrada desde muy joven a frecuentar ambientes intelectuales, fue figura habitual en los acontecimientos y tertulias culturales de su país, considerándose una de las mujeres relacionadas con el renacimiento de la cultura y las costumbres mexicanas. Fue una de las grandes musas de su época, plasmada en los versos lienzos de grandes creadores como Salvador Novo y Diego de Rivera.

Su meta era llenar el vacío en el cine de una auténtica mexicana, "tal vez fracase, nadie perderá alguna cosa con ellos. Pero si triunfo será para mí el colmo de mis ambiciones artísticas y quizás para México una pequeña gloria". Lo logró, pero no de inmediato. Sus peculiares rasgos físicos condicionaron desde sus primeras películas los papeles que se le ofrecieron en Hollywood, interpretando siempre personajes muy concretos, excesivamente marcados por sus orígenes étnicos y el exotismo de su belleza. Cuando su carrera en Hollywood comenzó a declinar, Dolores decidió regresar a México e incorporarse a la industria fílmica de su país natal, donde protagonizaría algunos de los films más célebres de la Época de Oro del cine mexicano. En ellos logró despojarse de la imagen de belleza exótica e imperturbable que le había conferido la industria hollywoodiense para mostrar un estilo emotivo, temperamental e incluso trágico que la convirtió en uno de los grandes mitos cinematográficos.

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